20 de enero de 2009

 

NO IMPORTA LO QUE EL NUEVO PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS DIGA, IMPORTARÁ LO QUE HAGA


 

HABLEMOS DE CINE: EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON

La séptima película de David Fincher es la mejor muestra de la ductilidad de este gran director estadounidense, el mejor de su generación.
Son inmurables sus filmes que han dejado una huella, por recordar los principales: Seven, The Game, The Fight Club.
Luego de dirigir Zodiac, una película tan maravillosa como extenuante, Fincher inmediatamente se abocó a la tarea de montar en imágenes la adaptación del cuento de F. Scott Fitzgerald, "The curious case of Benjamin Button".
Así puso manos a la obra y concibió una película distinta, para lo que hizo siempre, pero con su toque personal a la vez, lo que hará la delicia de sus fanáticos.
Básicamente la historia podría resumirse así: un hombre nace viejo y muere siendo un bebé.
Hasta ahí parece una idea original pero nada tan especial, sin embargo, Fincher monta una pieza de relojería y no es casualidad que una de las primeras imágenes que vemos sea la de la construcción de un gran reloj que tiene el sentido de las agujas invertidas.
Y ahí se inicia el show de este atrevido director, con una secuencia de imágenes invertidas atrapante.
El comienzo de la película nos sitúa frente al rostro en primer plano de una anciana a punto de morir (una estupenda Cate Blanchet) quien se encuentra postrada en la cama de un hospital en New Orleans y le pide a su hija que le lea un diario que tiene guardado en su valija.
En esos momentos que comparten en escena madre e hija se hace explícita mención a la repentina llegada del huracán Katrina, que destruyó la mencionada ciudad a mediados de 2005. Con este dato escalofriante el director nos sitúa en tiempo y espacio, y a medida que el relato avanza, el mayor desastre ambiental en la historia de los Estados Unidos, va tomando fuerza llegando para destruirlo todo.
Ese diario que la hija le lee a la madre pertenece a este tal Benjamin Button y será el relato principal y el hilo conductor de todo el filme. Con su lectura comenzamos a conocer a este personaje interpretado por Brad Pitt, quien demuestra que sólo un muy buen director logra hacerlo actuar más o menos bien.
Hay en este filme varios aspectos muy interesantes a destacar.
En primer término una actuación impresionante de una "tapada" Taraji Henson, como la matrona que adopta al personaje y lo va criando a lo largo de toda su vida invertida. La calidez, simpatía y fuerza que la actriz aporta, sobretodo en la pimera hora son de un nivel difícil de encontrar en el Hollywood de hoy.
Luego Cate Blanchet vuelve a lucirse una vez más como la excelente y versátil actriz que es. El curioso caso de esta artista es que en un año y medio interpretó como nadie a la Reina Elizabeth, se calzó el traje de Bob Dylan! y ahora nos deleita con esta bailarina maravillosa que es el amor de Benjamin Button.
El maquillaje es otro valuarte y además es innovador porque, no sólo se avenjenta a los protagonistas, sino que también se los rejuvenece. Es impresionante verlos a Brad Pit y Cate Blanchet totalmente rejuvenecidos aparentando 17 años. Particularmente nunca he visto algo así.
Y por último hay que reconocer el talento y la maestría de David Fincher una vez más, porque este filme está basado en un cuento y de por sí, cualquier director se dedicaría a mostrar en imágenes lo que el texto le marca. Pero este jóven nacido en Denver no se conforma con eso y sobretodo lo demuestra en la dirección de actores, haciendo con Brad Pitt lo mejor posible (ya lo había hecho en Fight Club) y trabajando el personaje en escena. Las tomas del actor con Blanchet en la intimidad de su casa pintándola o viendo a The Beatles por TV, son el tipo de trabajo que hacen los actores para armar el vínculo entre ellos y aquí también lo han hecho, pero con la diferencia de que esas tomas son parte de la película.
Pero el gran "momento Fincher", ocurre al contar un accidente con lujo de detalles, en el que se toma su tiempo, corta el relato y en 5 minutos explica una serie de acontecimientos que podrían haberlo evitado. Este corte tan sorpresivo como genial, es su sello y su atrevimiento al animarse a "meter" sus propios contenidos.
Es innegable que el film recuerda mucho a Forrest Gump, sobre todo las escenas en alta mar y en el destino que el protagonista le da a su fortuna. También tiene cosas de Magnolia, pero sólo de a ratos, luego el filme mantiene su cauce propio y original,
En esta película de aparente sencillez se profundiza el tema de la muerte y la relación con la juventud y lo corporal.
También es un filme que habla sobre la amistad, la lealtad y la reconciliación profunda, que se materializa en la escena frente al mar, donde sin decirse palabra alguna, padre e hijo se reencuentran en la experiencia de la reconciliación.
En esta historia nadie se da por vencido y el mejor ejemplo de eso lo dá el personaje de la nadadora que finalmente cumple su realización.
Durante 3 horas, el hábil Fincher, nos pasea por todos los estados emocionales posibles, nos hace reír con aquel personaje que es impactado por un rayo 7 veces, nos conmueve con el desfile de actores y actrizes ancianos "reales" (vale la aclaración en este caso), que son una de las delicias del filme y nos abre la puerta a la posibilidad de pensar que el tiempo y sus caprichos pueden afectarnos según como vivamos la vida.
En algún momento el personaje de Cate Blanchet hace esta reflexión que sintetiza muy bien el espíritu del filme: "Nada es para siempre, pero algunas cosas si lo son".


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