Nicolás Filipic Massó

Estaba feliz Caroline y no tenía ningún temor en demostrarlo al lograr realizar el primer concierto en vivo por Internet en Perú, según decían los organizadores de la radio Top Latino.
Era muy gratificante ver a esta maravillosa cantautora celebrar el nuevo espacio de difusión que se le abría, ya que tanto en Perú, como en todas partes, muy pocos músicos pueden expresarse por los medios y mucho menos aquellos que componen y dicen desde el corazón y no desde lo que un productor y un manager les suguieren para aparecer.
Era muy curioso y contrastante a la vez, mientras esperábamos conectados el recital, escuchar el nuevo tema de Shakira y darnos cuenta de las diferencias abismales entre lo que nos hacían escuchar y lo que queríamos escuchar.
Caroline es ante todo una buena persona y luego una maravillosa cantante y eso se siente al verla y disfrutarla.
En un escenario austero, sólo decorado por la figura de un árbol blanco (como se llama su primer disco) quedaba claro que aquí lo que importaba era la música y la experiencia, audaz por cierto, de transmitir un concierto en vivo por Internet, con las limitaciones que aún esta vía de comunicación ofrece. Sin embargo allí estaba Caroline, hermosa, con su pelo rojo y vestida a la moda de los '80, dió comienzo al concierto, que la encuentra en plena grabación de su tercer disco"El Cielo Dispara", con la canción "Tu Sonido" y descargando un rock agradable con una banda que la acompañaba muy bien y que por momentos la sobrepasaba.
Luego de esos primeros temas, la conductora de lo que promete ser un ciclo de conciertos que Caroline abrió, entrevistó a la artista quién no dejaba de decir, una y otra vez: estamos en Internet, estamos en Internet! y también remarcaba lo importante del nuevo espacio que se había abierto para la difusión en directo de su música.
En ese momento comentó una anécdota muy tierna de su infancia cuando las operadoras telefónicas le pedían para que les cantara mientras la comunicaban (algo imposible hoy en la era del telemarketing) y en esa imagen de su infancia dejaba en claro que cantar es algo que realiza desde siempre y recordó con mucho cariño a su madre y a sus tías, en un gesto que la enaltece y la pinta de cuerpo entero. Las profundas motivaciones de la infancia son los motores que nos conducen por toda nuestra vida.
En cuanto al concierto, lo mejor estuvo cuando se sumaron los integrantes de "Silvio a la Carta", agrupación fundada por Caroline que homenajea al gran Silvio Rodríguez, y allí en un set acústico y peruanazo se despacharon grandes temas como "Arbol de las Palabras" y "Colibrí".
Vale destacar la exquisita participación de Fabrizio Sotelo en flauta que acompañaba la suave voz de la protagonista.
Respecto a "Arbol de las Palabras", Caroline logra acercarse a imágenes metafísicas que rozan el budismo y el humanismo, como por ejemplo: "pero si piensas y no oyes nada es que de pronto tu alma se apaga", "si nuestra vida está en la punta de una flecha que alguien espera, para concebirnos de nuevo con nuestros ojos y luz entera", son frases que remarcan el tono interno de esta canción y de un lugar de composición en el cual la autora debería profundizar más, porque allí hay gran verdad interna.
El concierto dividido en tres partes dos rockeras y una acústica se acercaba al final cuando la banda se detuvo y Caroline iluminándose sacó un maravilloso as de su alma "Notas Blancas" y sola con su guitarra y en el mayor silencio que se produjo durante los exactos 90 minutos que duró el concierto.
Quizá hayan faltado algunos temazos como "Silueta de una araña" y "Retrato de un músico", pero el conjunto de lo presentado estuvo acorde al formato propuesto.
Finalmente nadie queria terminar esta experiencia maravillosa en la cual una artista tan sencilla como profunda se acercaba sin impedimentos a su público.
Pero al concluir quedó la sensación de que una nueva forma de comunicación, mucho más perfectible aún, se habia abierto.
Vivan los artistas coherentes como Caroline, que sienten, piensan y actúan en una misma dirección!

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La segunda película de Heitor Dhalia es, sobretodo, un gran filme sobre mujeres que redime a su debut "O cheiro do ralo" que era una película absolutamente misógina, violenta y superficial.
En esta el director se luce haciendo un cine particular que tiene contacto con el estilo impuesto por Lucrecia Martel (Argentina) en el cual las miradas, la respiración y todos los detalles son los protagonistas.
Lo primero que vemos es una cámara sumergida en el mar y hasta el final será el agua un condimiento muy importante que atravesará a las dos protagonistas Laura Neiva y Débora Bloch, ambas hija y madre respectivamente.
La acción si sitúa en Buzios, Rio de Janeiro, una familia de clase alta, sostenida por un escritor, maravilosamente interpretado por Vicent Cassel, que están de vacaciones y que comienza a desmoronarse en esos días.
Todo el filme es visto y contado desde la mirada de Filipa (Laura Neiva) adolescente de 14 años que descubre que su padre tiene una amante y no sabe como reaccionar ante ello (si se pone del lado de la madre o encara a su padre) y al mismo tiempo va descubriendo su sexualidad.
Es impresionante como la protagonista expira un absoluto y muy especial erotismo, no sólo cuando se pasea con diminutas bikinis por la playa, sino hasta en su seriedad y mirada.
Laura Neiva, toda una revelación, juega un rol de lolita del cual es imposible no quedar atónito ante su andar, sus palabras, su cara, todo en ella es sensual y muy tierno a la vez.
Debora Bloch haciendo el rol de una madre alcohólica y en crsis con su marido, está muy bien y queda claro que si esta actriz no hubiera bastardeado su carrera en las insípidas novelas de la cadena Globo que insiste en protagonizar, sería una actriz mucho más respetable.
Por su parte Vicen Cassel impresiona por su acento portugués, que es lo que todos esperan escuchar en la primera escena, pero pasados unos minutos ya nadie recuerda que ese actor es francés, una gran actuación.
En esta tríada se sostiene el filme y todas las relaciones.
En esta historia las mujeres hacen lo que quieren con los varones, lo cual cumple el papel de redimir al director de su pésimo anterior filme, y las actuaciones están determinadas por las miradas, la respiración y el roce entre los protagonistas.
Un cine que exala erotismo prácticamente sin que nadie se desnude, que muestra las relaciones sin forzarlas y que se acerca con mucho respeto al mundo de los adolescentes y las mujeres.
Una pelicula que es toda una rareza en el alicaído cine brasilero.