Nicolás Filipic Massó

Siempre he sostenido que las películas son de quiénes las dirigen, pocas veces los actores se apropian de la obra, es éste el caso de la maravillosa película peruana "La Teta Asustada" y de su protagonista Magaly Soler.
Lo primero que hay que decir es que este filme está hecho por y para mujeres y los hombres debemos ser espectadores muy respetuosos.
La interpretación de Soler es tan maravillosa que uno podría entrar a la media hora de iniciada la película y con sólo verla entendería todo lo que le pasa a la protagonista. Con su cuerpo, sus miradas, sus gestos y hasta con su respiración esta brillante actriz nos dice todo sobre su personaje, que sospecho, no debe diferenciarse mucho de su realidad.
El mérito de Claudia Llosa, directora de la película, es haber encontrado a esta joya que además es una cantora exquisita y sobretodo animarse a retratar con crudeza, y fuera de todo idealismo, a la cultura indígena del Perú.
La primera escena tiene un mérito increíble, allí escuchamos a la madre Perpetua y a su hija, Fausta, ambas cantando en quechua y contando la situación de violencia vivida. Tras la pronta muerte de Perpetua, Fausta comienza a trabajar en una casa de la alta clase limeña para pagar el viaje de regreso a su pueblo para enterrar a su madre.
Básicamente la película se cuenta en una escena entre dos hombres, el tío de la protagonista y un médico, ambos ajenos al sentimiento de la niña, que tiene la enfermedad de la teta asustada, nació sin alma, su madre le pasó todos sus miedos al amamantarla y entonces la niña, para evitar ser violada como lo fue su progenitora, se ha colocado una papa en la vagina, con el pequeño detalle de que el tubérculo crece por el calor y ella tiene que cortar los tallos que van saliendo de su cuerpo.
El terror de Fausta al cruzarse con los hombres, ante cada paso que dá en esa mansión en que su patrona la trata como un objeto sin nombre y la relación con su familia son los ejes en los cuales la cámara de Llosa va descubriendo secuencia tras secuencia, en un estilo muy similar a la cineasta argentina Lucrecia Martel, las vivencias de la protagonista, pero la diferencia aqui es que la salteña jamás tuvo una actriz del calibre de esta maravillosa Magaly Soler.
Mientras vamos asistiendo a una clase magistral de actuación, la directora equivoca un poco el rumbo del film al querer kusturizarlo y llevarlo a terrenos que no domina como el genial director europeo.
Aquella boda en el desierto, en la cual se prescinde de los servicios de Fausta, pareciera ser la piedra en el zapato de "La Teta Asustada". Es en este punto en donde se perciben claramente las dos direcciones que toma la película, por un lado Magaly Soler y su Fausta cada vez más en silencio y haciendo su proceso interno junto con el espectador y por el otro Claudia Llosa filmando la estética de lo pobre y tercermundista, estilo que paga muy bien en Europa y pensando solamente en impresionar a un jurado de algún festival.
Pero todo vuelve a su cauce cuando un primerísimo plano nos devuelve a esa india-virgen dejando el alma en escena cantando en quechua.




LA TETA ASUSTADA, OSO DE ORO EN LA BERLINALE 2009